Científicos
advierten de que en el océano Ártico aumenta el depósito de agua dulce, lo que
conlleva un crecimiento del espacio acuoso y la alteración de las corrientes
oceánicas. Dicho fenómeno puede provocar el cambio de las corrientes cerca de
la costa europea y, finalmente, el enfriamiento del clima en Europa.
Se trata de las
conclusiones de los climatólogos del Colegio Universitario de Londres, Reino
Unido, quienes analizaron los datos de la observación del nivel del mar por
satélite recogidos entre 1995 y 2011. Resultó que desde 2002, el nivel del mar
en la parte occidental del Ártico subió 15 centímetros.
Según los cálculos
de los especialistas, durante este período el volumen de agua en el océano
Glacial Ártico creció por lo menos 8000 kilómetros cúbicos, lo que constituye
el 10% del área de agua dulce en el océano Ártico. El crecimiento del
'depósito' de agua dulce se debe en primer lugar al derretimiento de los hielos
y, en el segundo lugar, a la afluencia de ríos.
El crecimiento del
nivel del mar y el aumento del agua dulce también podría estar vinculado a la
circulación de fuertes vientos que causa una potente corriente oceánica que
gira en el sentido de las agujas del reloj y se conoce como el 'Giro de
Beaufort'.
Según explica la
jefa del estudio, la doctora Katharine Giles, en el ártico occidental el Giro
de Beaufort se mueve por una permanente circulación del viento anticiclónico,
lo que hace que el agua suba al centro del giro, hinchando la superficie del
mar.
Los expertos
suponen que el calentamiento global impacta considerablemente en la circulación
del agua en el océano y puede alterar el clima en Europa y en el este de EE.
UU. y Canadá. Según su opinión, si en la zona polar sigue produciéndose el
cambio de los vientos bajo la influencia del calentamiento global, el
'depósito' del agua dulce puede trasladarse a la parte septentrional del océano
Atlántico y cambiar las corrientes oceánicas de la zona.
Debido a tal
proceso, la corriente templada Golfstream podría alterar su curso y alejarse
del viejo continente, y como resultado los inviernos de los países de la costa
occidental de Europa, mucho menos fríos que los de Rusia y Canadá, pasarían a
la historia.
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